Anfiteatro de Nimes

La ciudad de Nimes adquiere un importante desarrollo con Augusto, pero el anfiteatro, en contra de la opinión de algunos autores que llevan su fundación al siglo I a. C., se construirá a finales del siglo I d. C., teniendo como precedente el Coliseo Flavio de Roma.

El anfiteatro es un ejemplo de la arquitectura lúdica romana, estando destinado a las cacerías de fieras o los espectáculos con gladiadores. Es un edificio de planta oval, con un eje mayor de138 m y un eje menor de 101 m. Su fachada exterior presenta dos pisos con arcos de medio punto, el inferior con pilastras separando el espacio de los arcos y con columnas en el piso superior. La cavea escalonada presenta zonas diferenciadas destinadas a las diferentes clases sociales. A los magistrados y ciudadanos romanos les correspondía la zona más próxima a la arena, quedando los niveles superiores destinados a los libertos y esclavos.

La arena presenta una forma oval, con un eje mayor de 68 m y un eje menor de 38 m. Unas galerías subterráneas, los vomitorios, permitían el acceso y la evacuación del recinto. El anfiteatro de Nimes tenía una capacidad para 24.000 espectadores y unos orificios para postes en la parte alta permitiría colocar unos toldos de tela para cubrir a los espectadores del sol.

Los únicos relieves escultóricos conservados son una loba amamantando a Rómulo y Remo, los míticos fundadores de Roma, dos cabezas de toros afrontadas y dos gladiadores luchando.

Su construcción se realizó con rocas y una cubierta de bóveda a finales del siglo I d. C., con el Coliseo como modelo. Fue abandonado en su uso lúdico en el siglo IV d.C., en especial a partir de Constantino. A finales del siglo IV, durante el imperio de Teodosio, el edificio ya estaba sin uso y se transformó en una fortaleza en época visigoda (siglo V).

En 1860, tras siglos de ocupación y uso del edificio para diversas actividades, se inició la restauración, suprimiéndose los restos posteriores a la época romana (casas, capilla y palacio de los vizcondes de Nimes). En el 2009 se inició una nueva restauración para eliminar los efectos de la contaminación atmosférica y de las  aguas de lluvia, estando prevista su finalización hacia el 2034.

Es el anfiteatro mejor conservado de todo el Imperio Romano, con una cronología próxima al año 100 d. C.

F. J. FERNÁNDEZ GAMERO