Monasterio de Sant Joan de les Abadesses

El monasterio de Sant Joan de les Abadesses, uno de los pocos monasterios femeninos fundados en los condados catalanes altomedievales, estaba situado en el centro del valle homónimo, a treinta metros sobre la ribera izquierda del río Ter, donde hoy se alza el pueblo que todavía lleva su nombre.

Aproximarse a los orígenes de este cenobio, a pesar de la gran cantidad de fuentes que se nos han conservado sobre su expansión durante el siglo X, no es tarea fácil, ya que abundan los documentos falsos, interpolados o que, a pesar de ser auténticos, muestran una imagen interesada de su pasado que debía de distar bastante de la realidad. En cualquier caso, es indiscutible que se trata de una fundación hecha por el conde Guifré el Pelós, seguramente hacia el año 887, como parte de un plan más amplio que también incluía el monasterio de Santa María de Ripoll y que debía servir para asentar la autoridad del conde en aquellas tierras. Así pues, debemos interpretar el monasterio de Sant Joan como una fundación condal pensada para controlar y reorganizar el territorio donde se asentaba, una tarea en la que se significó de manera especial la abadesa Emma, que construyó un gran dominio territorial y una extensa red clientelar que convirtió su monasterio en el gran señor del valle.

La importancia que tomó esta institución en un territorio geopolíticamente tan importante como era el valle de Sant Joan fue lo que propició su rápida decadencia durante la segunda mitad del siglo X, período en el que, a pesar de vivir algunos momentos relativamente buenos, su patronazgo fue siempre disputado entre las diferentes ramas de la casa condal de Barcelona. En este contexto, finalmente, la comunidad femenina de Sant Joan acabó siendo expulsada en el año 1017 por una bula obtenida a instancias del conde Bernat I de Besalú, que instaló en su lugar una canónica regular mucho más vinculada a su persona.

ANÁLISIS FORMAL

Del antiguo monasterio femenino de Sant Joan de les Abadesses no queda ninguna evidencia material. En su solar, sólo encontramos algunos de los elementos arquitectónicos que configuraron la canónica regular que lo substituyó en el siglo XI. En concreto, se nos ha conservado su imponente y ricamente decorada iglesia de estilo románico, construida a lo largo del siglo XII, así como su claustro, en este caso de estilo gótico y fechable en el siglo XV, el cual substituyó un claustro románico previo, del cual se nos han preservado alguna arcadas en una de las paredes del recinto.

Finalmente, cabe señalar que en la iglesia de Sant Joan se preservan algunos elementos escultóricos de gran relevancia, entre los cuales destaca un “descendimiento de la Cruz” en madera fechado en el siglo XIII que se conoce como el Santíssim Misteri.

XAVIER COSTA BADÍA