San Pedro de Tartalés

La iglesia, excavada en la falda del un monte que domina el valle, por lo que pudo ser punto estratégico de vigilancia, está formada por un cuerpo central y dos ábsides contrapuestos de planta en forma de herradura. con una longitud total de 9 m y un cuerpo central de 3 m. de ancho por 5 de largo.

La cabecera está muy desfigurada pues la roca ha debido desprenderse en el pasado, quedando sólo insinuada la bóveda de horno. Así mismo el arco triunfal tiene muy desdibujada la forma de herradura. Está flanqueado por una hornacina en la parte izquierda y por símbolos y cruces grabadas en la derecha. En el centro del ábside se puede observar el hueco de soporte del pie del altar. La nave es de planta rectangular y tiene los ángulos del muro de los pies más perfilados que los que abren al altar, ligeramente redondeado el del muro norte.

El acceso a la iglesia estaba en su costado sur, parcialmente destruido, por lo que no quedan restos de la puerta original. A su izquierda, en el exterior, se encuentran dos grandes tumbas, también excavadas en la roca.

Se ha   dicho  que  San Pedro tiene formas típicas del arte visigodo, como los ábsides contrapuestos y la forma de herradura de los ábsides y del arco triunfal, pero otros elementos pudieron añadirse con posterioridad. Al fin y al cabo el arte rupestre se presta muy bien a la corrección y el añadido de nuevas formas según cambia la moda de construcción. En ese sentido la imposta corrida del muro norte, el interno, así como la bóveda de cañón apuntado pueden ser posteriores al diseño original. La cueva se orienta de forma canónica, estando el contra-ábside de occidente ligeramente elevado, con el acceso a través de un arco de medio punto peraltado.

Parece probable que la ermita de San Pedro tuviese relación con un conjunto de cámaras, también excavadas, que se encuentran al pie del mismo monte, llamado «Lla Cueva de los Portugueses». Se piensa que esta última pudo servir de hospedería para los viajeros que atravesaban la sierra, y que ambos conjuntos pudieron depender de Santa María de Mijangos o de Santa María de los Reyes Godos, ambas en la zona de Trespaderne, aunque parece más probable la posibilidad de que San Pedro fuese el oratorio de la comunidad-laura de abajo. De hecho sería raro que las celdas no estuviesen asociadas a ninguna iglesia de la zona. Cillaperlata, donde hay dos cavidades, una probablemente para uso religioso, dista unos pocos kilómetros.

Se dice que Tartalés de Cilla pudo ser la avanzadilla de la cristianización del norte en época  visigoda.  Cillaperlata  está  en el  entorno. Santa María de Mijangos fue  consagrada  en 601.  También el monasterio de San Juan de la Hoz tuvo una fase visigoda. Cerca está Santa María de los Reyes Godos. No se debe olvidar que el castillo de Tedeja está en Trespaderne y se considera la fortificación más antigua de Castilla, pudiendo remontarse su primera fase de ocupación al siglo V. De manera que tenemos una tupida red de asentamientos en la época visigoda, y no debemos olvidar que la sede de Oca se creó en 589, y de allí pudo partir el impulso evangelizador de la zona. Tras la conquista árabe la sede de Oca se restableció como Oca-Valpuesta, que está algo alejada de Trespaderne en dirección noreste, pero que fue el lugar desde donde partió la repoblación de Castella Vetula, ya en el siglo VIII. En el siglo siguiente se reinstauró la sede de Amaya que sirvió de lazo de unión con Asturias.