San Julián de Boada

Formada por un ábside y una nave irregular de dos tramos cubiertos por bóvedas de cañón, separados por un gran arco fajón de herradura. El ábside está cubierto por bóveda de herradura, con arco de acceso prologado en 1/3 del radio. Posiblemente el ábside y el primer tramo de nave sean de época visigoda y el segundo y la cobertura mozárabes.

Declarado Monumento Nacional en 1931.

En el entorno del siglo X las iglesias de la franja geográfica formada por los territorios del note y del sur de los Pirineos Orientales comparten una serie de características que permiten encuadrarlas en un mismo grupo. Están compuestas de dos partes diferenciadas, nave y cabecera de planta rectangular. La nave única mide entre 8 y 14 metros de largo y entre 4 y 6 metros de ancho, en ocasiones toda ella recorrida por bancos de piedra adosados. En un primer periodo estarían cubiertas con vigas de madera, que se irán sustituyendo progresivamente por cubiertas con bóveda de medio cañón, descansada sobre arcos fajones o directamente sobre contrafuertes laterales.

Un ejemplo muy bien conservado, en el que se pueden reconocer esas características es esta iglesia, que se compone de dos espacios, nave y cabecera. La nave está articulada en dos tramos por un arco de refuerzo en forma de herradura que presenta diferencias respecto al arco triunfal, ya que el primero tiene las jambas retrasadas. En esta área se abre una puerta de acceso al sur. El ábside es trapezoidal y tiene un vano al este y otro al sur. Todos los muros se levantan en mampostería de arenisca y lajas calizas, salvo las esquinas y los arcos interiores, que se erigen con sillares. Todavía se aprecian las huellas de los encofrados de madera y caña empleados para la construcción de las bóvedas.

El primer documento conservado de San Julián de Boada cita la parroquia en el año 924. La gran desviación de  orientación de la nave respecto a la cabecera, y la diferencia de espesor de los muros, ha hecho coincidir a todos los historiadores en la idea de dos fases constructivas: la primera, dependiendo del autor durante el siglo VII, VIII o IX, comprendería el levantamiento del ábside abovedado y la nave con techumbre de madera; durante una segunda fase constructiva, en el siglo X, se reforzarían los muros, el arco central del la nave y se sustituiría la techumbre de madera por una bóveda de piedra.