Basílica de Santa Eulalia

La iglesia de Santa Eulalia es uno de los espacios monumentales más queridos por los emeritenses, el templo y la Mártir, su patrona, forman parte de la vida cotidiana de los residentes en la ciudad. En 1990 las autoridades eclesiásticas decidieron realizar obras de mejora y acondicionamiento del inmueble histórico, obras que se extendieron hasta 1992. Para dar cumplimiento a los trabajos y a la normativa patrimonial, así como para comprender en profundidad la historia del lugar, se acometieron excavaciones arqueológicas del interior del edificio hasta agotar todos los secretos guardados bajo el subsuelo financiadas por la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Extremadura.

A pesar de las enormes dificultades de una intervención como la planteada y de la complejidad inherente a un registro arqueológico complejo, el proyecto fue un éxito en todos los sentidos. Parte de la información obtenida puede apreciarse en el espacio interpretativo creado y en la musealización del área excavada.

A pesar del estado fragmentario de los restos exhumados, algo condicionado por la reutilización a lo largo de unos 1800 años del mismo espacio físico, se ha podido realizar una interpretación de la secuencia histórico-arqueológica de ocupación del lugar llevándolo de espacio doméstico a área sagrada. Dicha secuencia puede resumirse del siguiente modo:

• Entre los siglos I y III se edificó y ocupó una casa romana periurbana, la vivienda sufrió numerosas reformas durante tres siglos.
• A partir del siglo IV el solar fue utilizado como necrópolis. Los cristianos emeritenses se enterraron en tumbas simples y lujosos mausoleos. Entre ellos, bajo la cabecera del templo tal como escribió Prudencio, se sitúa el erigido en memoria de Santa Eulalia.
• En el siglo V se construye la basílica dedicada a la Mártir, conservando su túmulo bajo el testero.
• A partir del año 875 el edificio quedó desierto, dada la marcha de los cristianos emeritenses a Badajoz.
• Una vez recuperada la ciudad para la cristiandad se reconstruye el templo con características tardorrománicas y góticas.
• Numerosas reformas tuvieron lugar durante los siglos XV, XVI y XVIII.

ANÁLISIS FORMAL

La basílica de Santa Eulalia es un bello templo de larga y compleja historia que puede leerse tanto en sus muros, como en su subsuelo, que puede recorrerse en su totalidad como si de una cripta se tratase. Tras la recuperación de la ciudad se restituyó el perdido culto cristiano una vez reconstruido el templo. Se aprovecharon parte de los muros de los ábsides para la nueva iglesia. Los muros de las naves se edificaron nuevos en 1230 desde los cimientos, con ligeros cambios en la orientación con respecto a los de los visigodos, aunque manteniendo la estructura basilical de la precedente. Las tres amplias naves se separan por interesantes arcuationes ojivales sostenidas por pilares compuestos, rematan en sendos testeros, mucho más desarrollado el central que los laterales. Las portadas sur y norte, de marcado abocinamiento, tienen una estructura propia de las edificaciones tardorrománicas; más sencillo es el vano norte, que terminó siendo el acceso a la Capilla de la Milagrosa realizada en el XVI.

En el siglo XV tuvo lugar una gran reforma del espacio interior, que alteró notablemente la cubierta del templo de tiempos de repoblación. Estructuras abovedadas sustituyeron armazones de madera, se dispuso un magnífico artesonado cuya ornamentación incluye incluso mocárabes.

En el siglo XVI se edificó el monasterio de las freylas de la Orden de Santiago adosado al flanco oeste de Santa Eulalia, formando entre ambos edificios un interesante complejo religioso. Las obras supusieron nuevas modificaciones en el templo medieval. La última obra de entidad tuvo lugar en el siglo XVIII, momento en el que se erigió en camarín adosado al testero central, siguiendo la tendencia propia del arte barroco.

El púlpito y el retablo de la cabecera son obras de notable calidad artística, merecen ser contemplados.

Santa Eulalia fue lugar de enterramiento para los emeritenses desde el siglo XIII, primero en el exterior y, a partir del XVI, en el interior. Las principales familias depositaron en el templo a sus finados hasta bien entrado el siglo XX: capillas funerarias y mausoleos se apropiaron de parte del espacio, habiendo sido reconocidos algunos de ellos gracias a las excavaciones arqueológicas efectuadas.

Próximo al flanco sur de la basílica se alza el llamado “Hornito de Santa Eulalia”, de gran veneración en la ciudadanía. Se trata de una pequeña capilla ya en pie en el siglo XV, pero transformada en el siglo XVII. Es un edificio cuadrangular al exterior y semicircular al interior. Sobre la bóveda se alza un cupulín con linterna. Un pórtico realizado con mármoles procedentes del templo romano dedicado a Marte remata la obra.

VICTOR GIBELLO