Ermita de Santa Cecilia

Santa Cecilia es una iglesia, construida en piedra de sillería y sillarejo, formada por una sola nave rectangular de 8,37 por 4,37m, y un ábside cuadrado de unos 2m de lado, orientado hacia el este, ambos con tejado a dos aguas. Hoy día tiene además un pórtico románico adosado en el costado sur, también de buena construcción a base de sillares bien labrados, y una torre cuadrada, erigida sobre el ábside en mampuesto de peor calidad que el de el resto de la iglesia y de datación problemática, pero evidentemente de construcción posterior.

Actualmente la única puerta de acceso está situada en el costado sur. Pertenece a la modificación de época románica, se estima que de mediados del siglo XII, y está formada por un doble arco de medio punto, sobre impostas y jambas. Dispone de una sencilla pero muy bella decoración en la que sorprende la semejanza del tipo de talla existente en sus impostas con los frisos de Quintanilla de las Viñas -situada a sólo 45km-, tanto por la técnica utilizada como por su esquema decorativo, consistente en tallos ondulados con flores de tres hojas en las inflexiones, de evidente ascendencia visigoda.

También en el muro sur, se aprecian los dinteles de dos puertas, actualmente tapiadas, que debieron pertenecer al diseño original. Junto a la puerta de entrada, hay dos ventanas de tipo aspillera, en arco de herradura, que también corresponden a la fase mozárabe. La iglesia dispone además de dos ventanas en el ábside, una de ellas en el testero, del tipo ventana-celosía, en forma de cruz delimitada por cinco círculos, y otra en su costado sur, muy estrecha, de doble derrame. En el hastial occidental, en el que es evidente que nunca han existido puertas, existe una gran ventana, abierta en la reestructuración de finales del siglo XIX, posiblemente sustituyendo a la original, de menor tamaño.

En su interior, en el que no encontramos ningún tipo de decoración, sólo existen dos ambientes, la nave y el ábside, separados por un arco de herradura que se puede considerar como el elemento más característico de todo el conjunto. Fue modificado en el siglo XII, rebajando los laterales de la herradura para darle apariencia románica, pero en 1889 los monjes de Silos emplazaron, a modo de impostas, dos sillares acabados en curva en el arranque del arco, con objeto de devolverle su forma original de herradura. Si bien las dovelas carecen de cualquier indicio de decoración, ni existe ningún alfiz, se sabe que hasta 1974, hubo una piedra saliente encima de las dovelas superiores, que tenía una cruz vaciada, conservada actualmente en Silos, así como una pila de agua bendita, labrada en un sillar cuadrangular y con una interesante decoración de época muy anterior a la iglesia, que también fue trasladada a Silos.

Mientras la nave tiene cobertura en madera, a dos aguas, reconstruida en 1889, el ábside está cubierto por bóveda de media naranja sobre pechinas, construida a base de grandes mampuestos, solución habitual en la arquitectura bizantina, que recuerda a la del Baptisterio de Gabia Grande, aunque es más probable que su utilización en la España de comienzos del siglo X provenga de la influencia generada por las importantes relaciones artísticas entre Al Andalus y Bizancio en esa época.

La historia que conocemos de nuestra ermita concuerda con las características del edificio que ha llegado hasta nosotros. En efecto, la primera prueba documental de Santa Cecilia es un diploma que data del año 924, en plena época de repoblación de esta zona, en el que los señores de su dominio emancipan a la iglesia, que parece ser que sirvió durante más de cien años como iglesia parroquial de Tabladillo, municipio hoy desaparecido pero que fue una villa independiente de relativa importancia tanto durante la dominación romana como en los primeros siglos de la reconquista. Posteriormente, en 1041, después de que la zona sufriera las incursiones de Almanzor, la ermita pasa al señorío de San Pedro de Arlanza y en 1125 al de Sto. Domingo de Silos, del que dependerá hasta la desamortización de 1835.

Todo ello concuerda sin duda con la datación que podemos suponer en base a las características del edificio, ya que tanto por la tipología del arco de herradura del ábside, como por la forma de cobertura de la cabecera, las ventanas, también en herradura, y por el hecho, muy significativo, de que la puerta de acceso estuviera en el costado sur, habitual en la arquitectura mozárabe a diferencia de la visigoda, que solía situar la puerta principal en el hastial opuesto a la cabecera, parece evidente que nos encontramos ante una construcción mozárabe que por su tamaño, la sencillez de su estructura y su escasa o casi inexistente decoración, debió ser uno de los primeros edificios de este tipo que se construyeron, a finales del siglo IX o principios del X, lo que encaja sin problemas con el diploma de donación del año 924.

En la misma línea, la ampliación románica, en la que se añadió el pórtico y se sustituyó la puerta de acceso, debe corresponder a sus primeros años de dependencia de Silos, aunque nos quedaría por conocer si la torre sobre el ábside se construyó en esa misma fase o en otro momento.