Monasterio de Sant Quirze de Colera

El monasterio de Sant Quirze de Colera estaba situado en medio del pequeño valle que dibuja la riera de la Reguerada, en la vertiente meridional de la sierra de la Albera, dentro del término municipal de Rabós.

La primera referencia incuestionable a este cenobio es del año 927, cuando su abad Manuel compró un viñedo y una tierra en el mismo valle de Sant Quirze. Ahora bien, posiblemente sus orígenes son mucho más antiguos, ya que ocho años más tarde, en el momento de su consagración por parte del obispo Guiu de Girona, se nos habla de los abades que habían precedido a Manuel y se describe su abadiato como una fase de reedificación y renovación de la iglesia monástica. Además, aunque no se ponen de acuerdo sobre el alcance del programa constructivo iniciado a principios del siglo X, todos los arqueólogos que han estudiado la iglesia de Sant Quirze identifican una primera fase hacia los siglos VIII- IX. Por lo tanto, quizás no deberíamos descartar del todo la información que nos da un juicio supuestamente celebrado en el año 844 en Toulouse entre el conde Aleric de Empúries y el monje Guiemon de Colera, en el que se explica que su cenobio había sido fundado unos cincuenta años antes por su tío Libencio y su padre Asenario, dos particulares que habían recibido un precepto de Carlomagno autorizándoles a roturar toda la zona de Peralada.

Sea como fuere, y sin descartar que hubiera habido una fase intermedia sin comunidad, no hay duda de que a principios del siglo X la situación de Colera cambió de forma muy notable, ya que, coincidiendo con la reforma protagonizada por el abad Manuel en el 935, empezó a beneficiarse del patrocinio de los condes de Empúries. Este apoyo ayudó a incrementar de forma notable el prestigio de la institución, como prueban las numerosas donaciones testamentarias que recibió durante esos años. A partir de aquí, Sant Quirze inició un largo periodo de crecimiento que se alargaría hasta finales del siglo XIII, momento en que, afectado por varios episodios bélicos, empezó una lenta decadencia que llevaría a su definitivo abandono en el año 1592.

ANÁLISIS FORMAL

El conjunto monástico de Sant Quirze de Colera se compone de dos iglesias, un claustro parcialmente conservado y algunas dependencias menores. El templo principal, dedicado a san Quirico, es un imponente edificio de estilo románico, levantado en su mayor parte a mediados del siglo XI, con una planta de tres naves rematadas por un transepto y tres ábsides semicirculares. El otro, dedicada a santa María, es mucho más sencillo y un poco más tardío, como prueba la bóveda de cañón apuntado que cubre su única nave. Esta última iglesia actuaba como parroquia del lugar, mientras que la otra servía a la comunidad monástica. Por ello, solo esa cuenta con acceso directo al claustro, del cual únicamente se puede observar el trazado y parte de una galería. Finalmente, entre las dependencias monásticas conservadas, en su mayoría posteriores de época bajomedieval o moderna, destaca una torre que debe asociarse con la fortificación del complejo a finales del siglo XIII.

Por lo que se refiere al edificio de época altomedieval, los trabajos arqueológicos que se han realizado en el monasterio han sacado a la luz la cimentación de un ábside que, según todos los indicios, correspondería a una iglesia anterior a la del siglo XI, probablemente la que reformó el abad Manuel a principios del siglo X. Por lo tanto, aunque los datos son muy escasos, demasiado para poder inferir tan siquiera una planta, sabemos que era un complejo ubicado en el mismo lugar que el actual, pero de menor entidad.

XAVIER COSTA BADÍA