Monasterio de Santa María de Gerri de la Sal

El monasterio de Sant Vicenç de Gerri, puesto bajo la advocación de Santa María a finales del siglo X, estaba situado en la ribera izquierda del río Noguera Pallaresa a su paso por el pueblo de Gerri de la Sal, cabeza del  actual municipio de Baix Pallars.

Este cenobio fue fundado en el año 807 por un particular, el presbítero Espanell, que siguió el procedimiento propio de la tradición visigoda; es decir, el establecimiento de un pacto entre él y los primeros comunitarios por el cual les cedía la iglesia monástica a cambio de que le juraran fidelidad. No hay duda, por lo tanto, de que se trata de una fundación privada, si bien muy rápidamente recibió el beneplácito de las autoridades carolingias y, por ejemplo, en el 840, el obispo Sisebut de Urgell ya lo incluyó en su testamento y, nueve años más tarde, el conde Frèdol I de Tolosa le otorgó un precepto de inmunidad. Asimismo, a partir del siglo X, también trabó una estrecha relación con los condes de Pallars, que se vincularon a él mediante cuantiosas donaciones, ventas y permutas.

Gracias a todos estos apoyos, la casa de Gerri se convirtió en uno de los cenobios más prominentes del Pallars y el único que recibió una bula de exención episcopal por parte de la Santa Sede. Concretamente, se la dio el papa Juan XIII en el año 966. Esta condición privilegiada le permitió sobrevivir  hasta las desamortizaciones del siglo XIX, si bien a partir de finales de la Edad Media empezó a perder buena parte de su poder.

ANÁLISIS FORMAL

Del monasterio de Santa Maria de Gerri sólo se conserva en pie la iglesia consagrada en el año 1149, la cual mantiene buena parte de su fabrica románica, aunque posee algunos añadidos posteriores, sobre todo de época barroca. Entrando a valorar sus características formales, se trata de un imponente edificio de planta basilical con tres naves cubiertas con bóvedas de cañón y coronadas por sendos ábsides semicirculares. Lo más llamativo, sin embargo, son sus enormes proporciones y su rica decoración escultórica, que se encuentra presente tanto en el interior de la iglesia (nave y cuenca absidial) como en su exterior (portalada, atrio y ábside).

Por lo que se refiere al resto del conjunto monástico, las excavaciones realizadas entre los años 2009 y 2010 sacaron a la luz parte del claustro y de las dependencias anejas. Sin embargo, todos estos elementos corresponden a una reforma realizada en el edificio a finales del siglo XVI. En consecuencia, a día de hoy, seguimos sin tener ninguna información sobre la materialidad del monasterio que se estableció en aquel lugar a principios del siglo IX.

XAVIER COSTA BADÍA