Monasterio de Santa María de Roses

El monasterio de Santa María, del que solo perviven las ruinas de su fábrica románica, estaba situado en primera línea de mar, en un lugar ligeramente erguido que ya había acogido la antigua colonia griega de Rhode y que, después, emplazó una ciudadela moderna todavía visible al oeste de la actual villa de Roses.

Este cenobio, según un documento del año 976, había sido fundado en tiempos del emperador Carlos por un grupo de monjes procedentes del monasterio de Magrigul que, habiendo sido ahuyentados de su casa por los paganos, construyeron allí una iglesia dedicada a Santa María y se establecieron a su lado. Sin embargo, esta narración es bastante problemática, ya que el fragmento que la contiene parece ser una interpolación posterior y, por lo tanto, la historia que se nos cuenta podría no ser del todo cierta, sobre todo por lo que respecta a la continuidad de la vida monástica entre los siglos VIII y X. No en vano, según todos los demás indicios, fue a mediados de esa última centuria cuando realmente se constituyó la abadía de Roses, principalmente gracias al impulso de los condes de Empúries. Esto no quita, sin embargo, que el proceso fundacional sea bastante confuso y, de hecho, las fuentes parecen indicar cierta improvisación, o al menos indecisión, por parte de los diferentes actores implicados, pues, en un primer momento, hacia el 940, parece que el conde Gaufred habría optado por entregar aquella iglesia al monasterio de Roda, quizás para que fuera él el encargado de potenciar la vida monástica. No obstante, al final, se optó por erigir una abadía independiente, la cual dotó ricamente en el año 976; una decisión en la que quizás pesó el hecho de que, muy poco antes, según reza una inscripción epigráfica contemporánea, el conde Sunyer de Barcelona había hecho restaurar aquel templo «a fundamentis».

A la luz de todas estas evidencias, sin negar la posible existencia de una pequeña comunidad preexistente, no cabe duda de que, a mediados del siglo X, Santa María de Roses se convirtió en un monasterio condal claramente ligado a la casa de Empúries, algo que propició su rápido crecimiento ya entrada la siguiente centuria. Su esplendor se prolongó hasta la Baja Edad Media, momento en que empezó un lento proceso de decadencia que terminaría con la conversión de la abadía en priorato el año 1592 y en su definitiva exclaustración a finales del siglo XVIII.

ANÁLISIS FORMAL

Del antiguo monasterio de Santa María de Rosas solo se conserva parte de su iglesia románica, consagrada en el año 1035, así como algunas dependencias de época bajomedieval. Asimismo, a nivel arqueológico, solo se ha podido documentar el recinto claustral correspondiente a la última fase del cenobio, ya en época moderna. Por lo tanto, sabemos muy poco sobre la forma que presentaba este monasterio antes del siglo XI, cuando fue completamente transformado. Aún así, es importante destacar que se estableció sobre una pequeña basílica del siglo IV, con su perceptiva necrópolis, que se ha podido documentar gracias a unos pocos elementos conservados bajo la absidiola oriental de la iglesia románica.

XAVIER COSTA BADÍA