Museo Arqueológico Municipal de Cehegín

Las diferentes salas del museo albergan las múltiples colecciones que reflejan la historia del municipio. Son un total de 7 salas y próximamente se van a inaugurar otras 5 para piezas de arqueología moderna, fósiles y minerales y epigrafía romana.

La primera sala o antesala contiene réplicas de mosaicos y del barco de Jade. Las tres siguientes corresponden a la Prehistoria, con una para el Neolítico, con los materiales de los yacimientos de la Sierra de la Puerta y Peña Rubia, y otras dos para las edades del Cobre, Hierro y Bronce, entre las que destacan las piezas de época ibéra halladas en el Santuario de la Virgen de Recuesto y en Begastri como la dama de Cehegín.

La quinta sala está dedicada al mundo romano, con el segundo fondo en importancia de inscripciones epigráficas en la región de Murcia, después de Cartagena, y sobre todo, con los sarcófagos paleocristianos del momento en el que Begastri se convierte en municipio y más adelante en sede episcopal. Y de la época visigoda en esta sala se encuentran inscripciones de los obispos de esta diócesis y numerosos relieves decorativos. En la sexta sala se localiza una pieza destacada de época visigoda, la cruz de Cehegín, y piezas de alfarería musulmanas. Y por último encontramos la sala bajomedieval y moderna, con hallazgos de las criptas de la iglesia de Santa María Magdalena.

El descubrimiento de unas paredes y algunos elementos arquitectónicos como tambores de columna de la antigua ciudad tardorromana y visogoda de Besgastri a raíz de una fuerte tormenta, hizo que la Universidad de Murcia comenzara unas campañas de excavaciones dirigidas por el catedrático D. Antonino González Blanco, que contó en todo momento con la colaboración de los impulsores del museo, lo que condujo a la realización de maquetas, restauración de fichas, participación en las excavaciones… Al mismo tiempo se comenzó a excavar, por parte de D. Miguel San Nicolás de la Cueva del Calor, en Peña Rubia de Cehegín, y en la de Amador, ambas con pinturas rupestres, que a su vez depositaba el material encontrado en el museo. También se realizaron excavaciones en la Sierra de la Puerta. En todas ellas participaron los fundadores del museo.

Es un museo con una buena colección prehistórica, ibérica, romana e islámica, pero destaca por su gran fondo de escultura arquitectónica visigoda, de iglesias o basílicas, pertenecientes al episcopado godo de Begastri, desde la segunda mitad del siglo VI y el siglo VII. Destaca el grupo de capiteles, columnas, cornisas, ajimez, placas con relieves, cancel, inscripciones, etc…, conjunto de los más importantes del sureste hispano por su variedad y por permitir completar la idea arquitectónica del que debió ser un centro eclesiástico episcopal, de la silla visigoda citada como ecclesia de Begastri, en las actas de los Concilios de Toledo del s. VII.

Entre sus fondos de esta época, se observan escasos y fragmentados restos de pavimentos musivos polícromos y geométricos, que se corresponden con otros depositados en una colección privada de Caravaca de la Cruz y del Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela; estos mosaicos pudieron ser, en algún caso, de alguna basílica visigoda del s. VI. También hay expuestos en vitrinas interesantes objetos del mobiliario de esa época, ánforas, cerámicas de cocina y de mesa norteafricanas y producciones locales. Dispone también de una pieza muy especial, que, aunque es solamente un fragmento de una figurita de bronce que representa un delfín, es una pieza excepcional, pues forma parte de un gran lampadario con cruces que penden de coronas luminosas cuyos portalámparas son figuras de delfines, de los que hasta ahora se habían encontrado dos, al igual que la cadena con gran cruz y un crismón, hallazgo antiguo que forman parte de una colección privada de una familia de Cehegín. Este excepcional lampadario tiene algunos paralelos mediterráneos, se puede datar en el s. VI dC., siendo el sistema de iluminación especial y simbólico en una de las iglesias episcopales de Begastri (cerro de Cabezo Roenas), que era típico regalo de un obispo o incluso un rey. Por último, hay que mencionar la existencia en el museo de una pequeña colección numismática de moneda tardía, destacando un tremis de oro de Recaredo.

ELENA CARDENAL Y ANTONIO POVEDA