San Miguel de Escalada

El templo cenobítico de San Miguel, localizado a orillas del Esla, en el término municipal de Gradefes, un edificio aislado y ubicado en lo alto de una pequeña loma, a algo más de 900 m. de altitud sobre el nivel del mar, solo será conocido como San Miguel “de Scalada” a partir de finales del siglo XI. El edificio, situado a unos 27 km. de León fue declarado Monumento Nacional el 28 de febrero de 1886 por la reina regente María Cristina de Habsburgo y Lorena.

Según un epígrafe o inscripción cuyo texto fue publicado en 1786 (hoy en día en paradero desconocido), dicho templo fue consagrado por el obispo de Astorga, Genadio, el 20 de noviembre del año 913. El texto de dicho epígrafe (redactado con posterioridad a la fecha de consagración del edificio) vendría a decir lo siguiente (fiándonos en el buen hacer del padre D. Manuel Risco, que aunque no fue el primero que la transcribió, sí que fue el primero en publicarla): “Este antiguo lugar consagrado al Arcángel Miguel, de pequeña construcción, después destruido, permaneció durante mucho tiempo en ruinas hasta que el abad Alfonso con sus compañeros, llegando desde su patria cordobesa, rehizo la ruina del edificio bajo el sereno Príncipe Alfonso, que ejercía su autoridad. Creciendo el número de monjes, finalmente este templo se erige hermoso, ampliado por todas partes con admirable factura desde su cimiento. No por mandato del poder o forzamiento del pueblo sino por el empeño atento del abad Alfonso y sus hermanos se acabaron estos trabajos en doce meses. García era el que llevaba a término su reinado con su reina Mumadona. En la era 951 (año 913) fue consagrado el templo por el Obispo Genadio de Astorga, a doce días de las kalendas de diciembre (20 de noviembre)”.

Según el desaparecido epígrafe, la iglesia actual vendría a ampliar y engrandecer otro edificio reedificado o restaurado por el abad Alfonso a su llegada al lugar unos años antes, probablemente en el último cuarto del s. IX. Pero en ningún caso se puede afirmar – desde el punto de vista arqueológico – que el templo de San Miguel de Escalada sea un edificio antiguo ampliado desde los cimientos , ya que al día de hoy no hay testimonios de un edificio cultual preexistente y más reducido (al menos, insistimos, bajo la actual iglesia altomedieval). No obstante, cabe la posibilidad de que lo que existiera allí a la llegada de Alfonso fuera un pequeño espacio cementerial (un lugar) dedicado a San Miguel en el siglo VII (el arcángel psicopombo, el encargado de pesar las almas) surgido sobre un espacio arquitectónico tardorromano y arruinado. Un espacio que se reedificó a su llegada y que posteriormente, se amplió a causa del aumento del número de monjes.

La mitad norte del templo asienta directamente sobre roca, mientras que el resto lo hace sobre un suelo arcilloso coluvial muy permeable, lo que ha hecho que a lo largo de su dilata historia su cimentación sufriera continuos problemas de humedad y filtraciones que afectaron sensiblemente su estabilidad. En la actualidad, y desde 1885-1886, la iglesia carece de culto.

El templum de San Miguel de Escalada fue materializado con un aparejo de mampostería reforzada por sillares de caliza en las esquinas, utilizándose el ladrillo en la parte alta de la nave central. Su planta posee una clara raigambre basilical, con tres naves (la central de mayor altura y anchura que las laterales), coro o transepto (no acusado en planta) y una cabecera tripartita inscrita en un solo bloque compuesta por tres espacios absidales ultrasemicirculares o de herradura –de mayor anchura y altura el central, este último bajo una cámara supraabsidal inaccesible que, en cierta manera, recuerda a las existentes en edificios prerrománicos asturianos– que al exterior se reflejan en un prolongado testero recto modificado parcialmente en el siglo XII mediante la adición de dos pequeños contrafuertes y un forramiento calizo. A diferencia de las naves, con armadura mudéjar de par e hilera bellamente policromada la central (s. XVI), la cabecera aparece totalmente abovedada, con tres bóvedas de gallones que arrancan de una imposta decorada. Un elemento singular que conserva el templo es la ‘Puerta del coro’ (mal llamado iconostasio), una triple arquería de herradura abierta en el extremo oriental de la nave central que articula el espacio eclesial y da paso a la zona del coro.

Junto a la ‘Puerta del coro’, otros elementos a destacar son las arae o tableros de altar conservados. Especial relevancia posee el tablero dispuesto en el espacio central de la cabecera; un tablero que presenta una inscripción que (datada el jueves 15 de junio de 1088) discurre por sus caras laterales y en la que se dejó constancia de un aumento de reliquias y de una cierta restauración en el edificio. dicha inscripción conmemora una nueva consagración del edificio (una reconsagración). Sería un proceso similar al ocurrido en otro singular edificio prerrománico leonés, el de Peñalba de Santiago, reconsagrado en 1105. El objetivo, la instauración definitiva (en detrimento del viejo rito litúrgico hispano) del ordo litúrgico romano, lo que sin duda provocaría alguna alteración en el edificio.

Una sencilla planimetría templaria la de San Miguel de Escalada a la que se añadió, hacia mediados del siglo XI -y utilizando en parte material, columnas y capiteles, reaprovechado- un pórtico al sur (cerrado a occidente por un muro de sillarejo en el que se abre un bello y a oriente por la torre) compuesto por doce arcos de herradura.

ARTEMIO MARTÍNEZ TEJERA