San Pedro de la Mata

La iglesia de San Pedro de la Mata está situada en Casalgordo, localidad pedánea de Sonseca (Toledo). Se trata de un templo visigodo construido en la segunda mitad del siglo VII, en época del rey Wamba (672-681). Documentada en las Relaciones topográficas de Felipe II, fue redescubierta por el Conde de Cedillo a principios del siglo XX.

Desde la localidad de Arisgotas podemos tomar una carretera que sale junto a la iglesia del pueblo y que conduce a Casalgordo; atravesaremos la citada localidad y tomaremos una carretera recta que, a escasa distancia del pueblo, muestra un desvío a la izquierda que nos sitúa en una pista de tierra que desemboca en las ruinas de San Pedro de la Mata.

Aunque está en ruinas, sabemos que la capilla mayor, con arco de herradura sobre impostas de mármol en su acceso, estuvo abovedada. No puede afirmarse lo mismo respecto al sistema de cubierta de la nave, donde en el tramo central del crucero aún quedan arcos torales. Por la disposición de estos espacios podríamos estar ante una iglesia perteneciente a un conjunto monástico.

En la iglesia se encontró una rica decoración escultórica que se ha integrado dentro de un grupo datado también en la segunda mitad de la séptima centuria, con paralelos en cercanos yacimientos de Guarrazar (Guadamur) y de Los Hitos (Arisgotas), y con las piezas que decoran las iglesias de San Pedro de La Nave (Zamora), Santa María de Quintanilla de las Viñas (Burgos), Santa Comba de Bande (Orense) y San Juan de Baños (Palencia).

Los restos que se pueden ver en la actualidad pueden confundir al visitante, ya que son el resultado de añadidos, destrucciones y reconstrucciones practicadas a lo largo de los siglos. El arqueólogo Luis Caballero Zoreda distingue varias fases. La iglesia original tenía planta cruciforme de 21.50m x 19.90 m, con ábside de planta rectangular al exterior, anteábside con dos entradas laterales, un crucero con cuatro arcos sobre pilastras, naves de crucero con accesos en los muros norte y sur, y una nave a los pies con entradas laterales en los muros norte y sur. Este conjunto sufrió una fuerte destrucción y fue reconstruido en dos ocasiones. En la primera, se siguió utilizando el edificio como templo, y en la segunda se convirtió en una casa de labor.

Todos estos cambios motivaron una profunda metamorfosis de la construcción, con el consiguiente añadido de estancias, compartimentación del interior, cambio de cubiertas y cegado de vanos. El ábside se utilizó como hogar. Fue excavada y restaurada por la Comisaría General de Patrimonio Artístico de la Dirección General de Bellas Artes a finales de los años sesenta del siglo XX. En su interior se conservan elementos destacables, como el hueco para el soporte de altar y un arco de herradura, aunque por desgracia se han perdido los relieves con motivos vegetales reutilizados a modo de impostas.

Recientemente se están llevando a cabo estudios del edificio y está prevista su reconstrucción parcial.

ELENA CARDENAL