Abadía de San Martín de Ligugé

La abadía de  San Martín de Ligugé tiene una larga y apasionante historia de destrucciones y reconstrucciones que se muestra en paralelo con el devenir histórico de Francia.

La primitiva fundación se debe a San Martín de Tours, en el año 361, tras recibir del obispo San Hilario de Poitiers unas tierras con restos de un templo de época galorromana, dedicado al dios Lug.  Será el primer monasterio de Occidente, en la segunda mitad del siglo IV, implantando aquí el monaquismo originado en Oriente y un siglo anterior a la gran creación de San Benito de Nursia: la regla benedictina (ora et labora). UN milagro atribuido a San Martín es la resurrección de un catecúmeno. San Martín muere en el año 391.

La primitiva fundación se basa en la creación de pequeñas chozas donde se vive parcialmente como ermitaño, pero con momentos de vida en comunidad. Ligugé deriva de  Locaciacum o chozas pequeñas.

En el 370 San Martín de Tours abandona Ligugé, al ser elegido obispo de la ciudad y nuestra abadía conoce una pérdida de importancia, pues San Martín funda una nueva abadía a las afueras de Tours.

ANÁLISIS FORMAL

La historia de la abadía conoce momentos de destrucción y otros de reconstrucción, desde el siglo V hasta el siglo XX. En el siglo V la presión de los visigodos obliga a abandonar la abadía, pero la victoria militar de Clovis o Clodoveo en Vouille (507) sobre los visigodos, permite la vuelta de los monjes. Las excavaciones han sacado a la luz  restos del primitivo monasterio del siglo IV, así como un martyrium. La iglesia del siglo VI presenta tres naves y en el VII se añade una nueva cabecera. En el 591  San Gregorio de Tours peregrina a Legugé.

Esta abadía representa el primer monasterio de Europa occidental, donde el monaquismo originado en Oriente se instala en el siglo IV, uno antes de la regla de San Benito (Ora et labora). El monasterio ha tenido una vida azarosa con numerosas destrucciones, reconstrucciones, expulsión de los monjes y retorno. Aunque en origen era un monasterio del siglo VI, en la actualidad ha sufrido numerosas reconstrucciones que llegan hasta el siglo XIX.

De época carolingia se conserva la losa funeraria de un abad (siglos VIII-IX). Las fuentes documentales de la época de Luis el Piadoso (817) no hace referencia a la abadía de Legugé,  lo que puede dar idea de su abandono. En el 865 es asaltada por los normandos y también sufre los efectos de las guerras civiles carolingias.

Hacia el siglo X es restaurada por Adele, condesa de Poitiers, adoptando la regla benedictina y dependiendo de Saint Cypres de Poitiers. Hacia el año 1000, Aumode o Adalmodis, condesa de Poitou y esposa de Guillermo V el Grandes, restaura de nuevo la abadía y su tumba se localiza en la cripta de la iglesia. En este momento la abadía depende de Cluny. En el siglo XII el monasterio recibe el privilegio de la justicia, de manos del príncipe Alfonso de Poitiers. La Sala del Campanario presenta frescos de los siglos XI-XII con la comida de Herodes y la danza de Salomé.

La Guerra de los Cien Años trae una nueva destrucción de la abadía a manos de tripas inglesas, primero en 1346 y, más tarde, en 1359. Más tarde el monasterio será de nuevo reconstruido. En 1501 se restaura en estilo gótico flamígero, con una iglesia y un claustro, pero sufre las guerras de religión del siglo XVI, con un saqueo por las tropa s de Gaspar de Coligny.

En el siglo XVII la abadía es entregada a los jesuitas., que serán expulsados en 1762. Vuelve a ser restaurado, pero la Revolución Francesa incauta el monasterio y expulsa a los monjes y en 1793 vende la abadía. En 1852 el cardenal Pie compra las ruinas y reconstruye el edificio, volviendo la vida monástica y en 1856 se recupera el título de abadía. En 1880 son expulsados de nuevo los monjes, que regresan en 1885, pero vuelven a ser expulsados en 1901 (Leyes anticongregaciones religiosas) y en 1923 los monjes regresan definitivamente.

El edificio actual es fruto de las restauraciones del siglo XIX, que pueden enmascarar en ocasiones las partes antiguas, pero las destrucciones han sido numerosas y esto atañe a la parte conservada. No obstante, Las excavaciones de mediados de los años cincuenta permitieron localizar la piscina octogonal de una villa galorromana y restos del siglo XII. Entre los restos conservados cabe destacar la “Capilla del Catecúmeno” o “de San Martín”, un edificio del siglo XIII, restaurado en el el siglo XIX. Su construcción arranca de un milagro de San Martín d e Tour, que resucitó a un catecúmeno muerto, incrementando así su fama de santidad.

FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ GAMERO