Mausoleo de Gala Placidia – Oratorio de San Lorenzo

Gala Placidia, hija de Teodosio I y de su segunda esposa, también llamada Gala, era medio hermana de Honorio y de Arcadio. Contrajo matrimonio dos veces; la primera con el rey de los visigodos, Ataulfo cuñado de Alarico, y posteriormente con el futuro emperador Constancio III, con quien tuvo dos hijos: Justa Grata Honoria y Valentiniano III, este último futuro emperador de Occidente, entre los años 425-455.

Sabemos que Gala nació en Constantinopla (actual Estambul, Turquía) pero se desconoce la fecha exacta del nacimiento de Gala, aunque existen diferentes teorías que la sitúan entre los años, 388-389 o bien entre 392-393 d.C.

Siendo todavía joven, Gala, durante su estancia en Roma, vive momentos de grandes tensiones y conflictos entre los godos, bajo el liderazgo de Alarico, y los romanos, bajo el imperio de Honorio. Por eso intentará regresar a Rávena, pero fue hecha rehén de los godos durante el saqueo de Roma en el año 410. Capturada por Ataulfo, este la traslada hasta la Galia y allí celebrará su casamiento pocos años después, en el año 414. Pero poco después, y tras el asesinato del rey godo, Gala es devuelta a Roma tras la firma de nuevos acuerdos entre godos y romanos. Gala se volverá a casar en el año 417 con el general romano Constancio, volviendo a quedar viuda en el año 421. A partir de la muerte de Constancio, los acontecimientos posteriores colocan a Gala Placidia en el centro de las tensiones políticas en la corte de Rávena. Así pues, en el año 423 se traslada a Constantinopla bajo la protección de Teodosio. Honorio muere ese mismo año sin descendencia y Juan, un usurpador, se hace con el poder. Teodosio II no aceptará esta situación, enviando un ejercito para defender los derechos de Valentiniano III (hijo de Gala) que finalmente fue proclamado emperador en el año 425. A partir de este momento Gala Placida no solo tuvo una gran influencia en la política imperial, sino que se dedicó a impulsar obras de carácter religioso como la que aquí se presenta.

DESCRIPCIÓN GENERAL

La construcción de este edificio comienza en el año 424, el mismo año en el que Gala Placidia regresa a Occidente desde Bizancio, y se calcula que pudo haberse concluido hacia el año 436. En un principio este pequeño edificio formaba parte de la Basílica de la Santa Croce, a la que estaba unido a través del nártex de dicha iglesia, pero las demoliciones posteriores la convirtieron en un edificio independiente.

A este edificio se le aplica la denominación de ‘mausoleo’, pero esta interpretación suscita desacuerdos entre  los especialistas, y resulta difícil aceptar que se trate del lugar de enterramiento de Gala Placidia. No obstante, lo más plausible es que Gala Placida encargase esta construcción con ese fin funerario, aunque su forma de cruz latina rompe, a priori, con la tradición de mausoleo imperial de planta centralizada. Como argumentos a favor de una función funeraria encontramos su escasa iluminación y los sarcófagos que contiene, que si bien son de la misma época que el edificio fueron depositados posteriormente.

En cuanto a su descripción formal, el exterior del edifico es muy sencillo y refleja a la perfección su planta y sus estructuras internas. El edificio fue realizado en ladrillo y sus muros exteriores se articulan mediante una arquería ciega con arcos de medio punto sobre pilastras. Estos muros se rematan con frontones triangulares, también de ladrillo, como prolongación del tejado a dos aguas que oculta las bóvedas de cañón del interior. En el encuentro de los brazos de la cruz, se levanta un cimborrio cuadrangular que esconde una bóveda vaída y coronando sus muros, unas pequeñas cornisas decoradas con líneas de tejas planas marcan el cambio entre muros y cubiertas.

La extrema simplicidad de su exterior no hace presagiar la suntuosidad de la decoración interior, resuelta con mosaicos polícromados. No en vano, nos encontramos ante uno de los conjuntos musivarios más relevantes del mundo paleocristiano.

LOS MOSAICOS

La gama cromática de los mosaicos localizados en el interior del edificio crea una atmósfera delicada y suave que suscita en el visitante un sentimiento de admiración y verdadera belleza; una sensación lumínica a la que contribuye la luz que se filtra por la láminas de alabastro que cubren las pequeñas ventanas; una luz calida y dorada que dota al edificio de una luminosidad especial.

La riqueza formal de dichos mosaicos es deslumbrante, formados por teselas de pequeño tamaño, vidriadas y con abundancia de azules profundos.

Sobre las bóvedas de cañón de los cuatro brazos que forman la cruz abundan los motivos decorativos, formados por flores y rosetas, inspirados en los estampados de las telas orientales. Estos brazos, rematan en tímpanos semicirculares los cuales albergan diferentes tipos de decoración y una rica iconografía.

En el tímpano de la entrada encontramos a Cristo representado como el ‘Buen Pastor’, uno de los elementos iconográficos paleocristianos mas exitosos. La figura de Cristo corresponde a la de un hombre joven e imberbe, representado con un halo de santidad o nimbo dorado y apoyado en una cruz.

Sobre el tímpano de la cabecera podemos contemplar la imagen de San Lorenzo, siendo esta la primera figura que vemos al entrar en el mausoleo, manifestando así la importancia de este santo en esa época, frente a las herejías cristianas. San Lorenzo aparece representado con atributos similares a los de Cristo: el nimbo sobre su cabeza y una cruz apoyada en su hombro, con un libro abierto en la mano y junto a la parrilla en la que fue torturado.

En el centro del plan iconográfico del mausoleo encontramos una gran cruz, de manera aislada, concediendo un mayor protagonismo por simbolizar la muerte de Cristo como hombre, pero también su naturaleza divina. Alrededor de la cruz aparecen cientos de estrellas sobre un fondo azul oscuro que representa la bóveda celeste. Y en las esquinas, podemos contemplar las figuras del tetramorfos: el león (San Marcos), el buey (San Lucas), el águila (San Juan) y el hombre o un ángel (San Mateo).

MÓNICA BLANCO